Vale la pena detenerse, reflexionar abriendo el abanico de opciones disponibles, hacer una valoración serena, negociar con uno mismo y decidir de qué manera poder seguir adelante en función de las prioridades y valores que guíen la vida de cada uno.

Será vital primero, cuestionarse a uno mismo para discernir si tales valores y prioridades son seleccionados consciente y libremente, o si, por el contrario, obedecen a mandatos, expectativas y sueños de otros, no propios. Y observar si se está buscando satisfacer anhelos correspondientes a  carencias pasadas, o a motivaciones actuales.             

No lo dejes pasar, consulta con un profesional de la psicología