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Terapia para los TRASTORNOS OBSESIVO – COMPULSIVOS

Es muy importante comprender bien cómo viven las personas que padecen esta problemática, cómo sufren e incluso, cómo poder explicarles lo que les ocurre, cuáles son las bases psicológicas que están detrás de esta dificultad.

TRASTORNO OBSESIVO-COMPULSIVO (TOC)

Caracterizado por la presencia de obsesiones, compulsiones , o de ambos, que exige un tiempo considerable para llevarse a cabo y completarse, provocando intenso malestar y deterioro en áreas importantes del funcionamiento diario.

Obsesiones: pensamientos involuntarios, persistentes y repetitivos, que aparecen en la mente con elevada frecuencia sin que la persona lo desee, experimentándose como muy intrusivos.

Pueden manifestarse en forma de palabras, de frases o de imágenes, y su contenido suele ser amenazante, inaceptable a nivel moral, o extraño para la persona que lo está sufriendo ya que no hay una relación clara entre el pensamiento obsesivo y la consecuencia temida.

Compulsiones: comportamientos o actos físicos o mentales estereotipados y voluntarios, activados de forma consciente e intencionada, aunque no deseada. También pueden llegar a ser muy organizados y elaborados.

Su finalidad es reducir la posibilidad de que suceda la catástrofe temida (la obsesión) y con ello, bloquear, eliminar o reducir la ansiedad que causa la propia obsesión. Esta es la clave. 

La obsesión nunca aparece de la nada, previamente hay una situación disparadora que la activa. Puede ser un suceso observable, un pensamiento, una autoevaluación mental, o una sensación fisiológica.

Se dan distintas tipologías que se organizan en categorías.

TRASTORNO DISMÓRFICO CORPORAL (TDC)

En dos terceras partes de las personas afectadas el inicio tiene lugar antes de los 18 años de edad, y los síntomas subclínicos suelen comenzar a los 12 o 13 años.

Se caracteriza por la preocupación persistente por la percepción de imperfecciones en el propio aspecto físico, que no son observables externamente o carecen de importancia para los demás.

Como respuesta a dicha preocupación excesiva se activan conductas prototípicas (recolocarse, mirarse en el espejo, asearse en exceso) o actos mentales repetitivos (juicios y comparaciones respecto del aspecto de los demás). La persona necesita chequear su cuerpo y camuflar sus imperfecciones, y para ello dedica una gran inversión de tiempo o recurre a la cirugía.

La persistencia y recurrencia de este cuadro acaba produciendo malestar y deterioro en lo social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento.

TRASTORNO POR ACUMULACIÓN

Consiste en la incapacidad persistente para desechar pertenencias que no tienen valor real ni simbólico. La persona siente la necesidad de guardar toda posesión y se siente mal si trata de deshacerse de alguna de ellas.

Esta dificultad, de larga duración, llega a congestionar, abarrotar e impedir el acceso a zonas habitables de la vivienda, alterando su uso previsto y requiriendo la intervención de terceros para el desalojo y limpieza.

Es conveniente diferenciarlo de la resistencia transitoria a desprenderse de objetos que, para uno, podrían tener utilidad en un futuro.

TRICOTILOMANÍA

Necesidad imperiosa de arrancarse el pelo de forma recurrente, produciendo su pérdida. La conducta se activa en situaciones de quietud motora y/o aburrimiento.

Aunque son repetidos los intentos para evitar la conducta, la persona no lo puede evitar. Causa malestar debido a las consecuencias estéticas que comporta la pérdida del cabello y también porque la persona se da cuenta de que es incontrolable, no puede evitarlo.

TRASTORNO DE EXCORIACIÓN

Se trata del rascado o arrancamiento recurrente de la propia piel. Además del rascado puede haber frotamiento, presión, fricción y mordedura de la piel. A menudo tratan de ocultar las lesiones provocadas.

Los lugares más frecuentemente escogidos son la cara, los brazos y las manos, pero muchas personas eligen múltiples zonas del cuerpo. Suele realizarse con las uñas o utilizando pequeñas piezas como alfileres.

Las personas que presentan esta dificultad a menudo pasan una cantidad significativa de su tiempo implicados en estos actos, a veces varias horas al día, y esta excoriación de la piel puede durar meses o años a pesar de los intentos reiterados de cesar la conducta.

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