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Terapia para los TRASTORNOS DE SÍNTOMAS SOMÁTICOS

TRASTORNO DE SÍNTOMAS SOMÁTICOS

La persona afectada presenta síntomas y signos somáticos reales, pero la respuesta que se da es  desajustada y llega a condicionar toda su vida porque evalúa indebidamente sus síntomas y los considera muy amenazadores, piensa lo peor sobre su salud incluso cuando hay pruebas de lo contrario.

Dicha respuesta se caracteriza por pensamientos, emociones y formas de actuar llamativamente alteradas y exacerbadas respecto de los síntomas que se presentan. De manera que el síntoma en sí mismo deja de tener importancia, lo verdaderamente importante es la manera en que la persona se relaciona con él, las interpretaciones que hace, en qué estado emocional se coloca, qué narrativa vital articula a partir de entonces.

Este cuadro está marcado por un intenso sufrimiento emocional y marcada sensación de minusvalía y discapacidad. En contextos médicos no psiquiátricos abundan extraordinariamente personas con esta problemática, y añaden mucha complejidad a la hora de establecer un tratamiento.

Suele tratarse de personas con biografías marcadas por infancias carenciales o traumáticas (abusos, violencia, deprivaciones), por aprendizajes disfuncionales en el entorno familiar o social (se obtiene atención cuando se está enfermo físicamente, y se es ignorado cuando se manifiesta aflicción o malestar emocional), o por aprendizajes culturales erróneos (el sufrimiento psicológico es estigmatizado o señalado como estúpido y, paralelamente, se legitima y atiende con interés la patología corporal).

TRASTORNO DE ANSIEDAD POR ENFERMEDAD (HIPOCONDRÍA)

Caracterizado por la ansiedad y el miedo ante la posibilidad de padecer una enfermedad médica grave como cáncer o problemas de corazón, o de poder contraerla.

La persona siente angustia y sospecha de padecer un diagnóstico médico, hace comprobaciones repetidas en el propio cuerpo en busca de algún signo de enfermedad o anomalía funcional, y realiza constantes solicitudes de asistencia médica para comprobar si cualquier leve sensación corporal experimentada pudiese ser una señal de la grave enfermedad que cree poder estar padeciendo.

Se presenta en el médico y se explica con todo lujo de detalles para que la comprendan y la diagnostiquen lo mejor posible. Suele dominar la jerga médica por sus constantes visitas al médico y consultas en libros especializados o internet.

Esta preocupación por la idea de estar enfermo ocupa una parte importante de su tiempo y se acompaña de una ansiedad considerable sobre la salud y la enfermedad, sobre posibles enfermedades que pudiera padecer y, a veces, impide el buen desarrollo de su vida y  afecta de forma significativa a las actividades cotidianas. Las relaciones familiares suelen verse contaminadas por esta situación.

TRASTORNO DE CONVERSIÓN

Alteración de las funciones motoras o sensitivas de control voluntario, habiendo descartado la existencia de enfermedad neurológica y de enfermedad orgánica que justifique o explique dicha alteración. Se puede perder la capacidad para caminar o para utilizar los dedos de las manos y escribir o tocar el piano sin que exista afectación ninguna. O se puede perder la capacidad visual o auditiva, sin que exista enfermedad o causa orgánica.  

La aparición de estos síntomas está precedida de acontecimientos estresantes, y esto parece indicar que podría atribuirse a factores psicológicos.

Lo que está sucediendo es que la persona convierte el conflicto psicológico en un trastorno físico o en una incapacidad para mover ciertas partes del cuerpo o para utilizar los sentidos con normalidad. Un sufrimiento psíquico se convierte en un síntoma físico que tiene un valor simbólico: se queda ciego el que no quiere ver algo, paralítico el que renuncia a dar un paso importante en su vida.

Hay que hacer una lectura de los síntomas en clave metafórica, es esencial dilucidar si el síntoma expresa algo, si aparece en un momento biográfico significativo, si facilita una rebelión que no puede darse de otro modo, si permite un giro relacional.  

La respuesta emocional que la persona muestra ante estos síntomas es sorprendente. Aparece una llamativa belle indifference hacia el síntoma, una desconcertante actitud de resignación y distancia emocional respecto del síntoma, transmitiendo de forma muy genuina la sensación de que no se siente afectado por lo que le está sucediendo.

La persona no tiene conciencia de que el síntoma que padece pueda tener un origen psíquico, que sea una forma de expresar a través del cuerpo un sufrimiento emocional, o que el síntoma pueda estar vinculado a alguna emoción intensa vivida o a alguna situación estresante.   

TRASTORNO FACTICIO

La persona se presenta con signos y síntomas de enfermedad inducidos o provocados intencionalmente, con objeto de ser identificado como enfermo  o como cuidador de un enfermo.

No hay simulación de síntomas buscando engañar y obtener beneficios secundarios como evitar un proceso judicial o la incorporación al trabajo. Se busca asumir el papel de enfermo y obtener el cariño, cuidado y atención que se dispensa a una persona enferma. Y para ello se involucra en acciones para autoinfligirse ciertos síntomas o lesiones (heridas, sangrados, ingesta de alimentos en mal estado), y en otros casos, puede inventar padecer dolor, fatiga, mareo etc, o exagerar algún problema preexistente (un nuevo ataque de ciática o de epilepsia), o una combinación de varios de ellos.

A veces, para conseguir el ingreso hospitalario o la atención medica pueden llegar a contaminar la orina que entregan para análisis, o ingieren objetos que después deben ser retirados quirúrgicamente.     

La conducta de estas personas es voluntaria, deliberada y tiene un fin, pero no siempre es controlable.   

Puede darse trastorno facticio autoimpuesto, aplicado a uno mismo, o bien, trastorno facticio aplicado a otros, impuesto a  otras personas. En este último caso, la persona presenta a otra persona (víctima) frente a los demás como enferma, incapacitada o lesionada, y le impone una enfermedad o le induce alguna lesión. 

PROBLEMAS O DESORDENES PSICOSOMÁTICOS

Pueden involucrar a distintos órganos y sistemas como el gastrointestinal o la dermis, y también puede expresarse de forma generalizada, como ocurre en la fibromialgia y dolor crónico.

En cualquier caso, a pesar de experimentar dolor de forma permanente o de presentar problemas dérmicos y gastrointestinales, a nivel médico no se encuentra explicación ni enfermedad que lo justifique.   

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